
Reducir el consumo de combustible de nuestros coches es hoy en día una de las metas más perseguidas por los conductores. El precio de la gasolina y el diésel sigue siendo elevado y la diferencia entre consumo real y el que reportan las armadoras cada vez es mayor para nuestro perjuicio. Por ello una de las modas que más se ha extendido es el uso de la marcha más larga en pos de conducir a bajas revoluciones nuestros coches, una estrategia que efectivamente tiene sus beneficios, pero que si no se usa correctamente puede llevar al límite a nuestro motor, pero también a nuestro bolsillo.
Cómo evitar que nuestros coches acaben en el taller
Conducir de forma reiterada a muy bajas revoluciones es un boleto seguro para una visita al taller, además de un exceso de consumo ya que al final lo que ahorramos por un lado lo terminamos malgastando en reparaciones. Forzar a un motor a trabajar a muy bajas vueltas tiene como principal problema la generación de esfuerzos internos y vibraciones que tarde o temprano se transforman en averías. Este tipo de situaciones de estrés para el motor suelen además mostrar evidencias claras como vibraciones muy evidentes, falta de potencia o exceso de humo, pues el motor está intentando afrontar un esfuerzo en su peor zona de trabajo. Otro problema muy habitual de conducir a muy bajas revoluciones, especialmente en los motores diésel, es la aparición de averías en los sistemas anticontaminación como FAP y EGR. El uso de gasóleo genera partículas y hollín en condiciones normales, pero si obligamos al motor a trabajar en sus peores condiciones, los sistemas anticontaminación terminan por obstruirse y por no alcanzar las temperaturas de trabajo necesarias para regenerarse.
En definitiva. Conducir a bajas revoluciones no es un problema siempre que sepamos cuándo y cómo sacar provecho a esta técnica. Conocer el régimen de trabajo óptimo de nuestro motor, así como los desarrollos de la caja de cambios nos permitirán conseguir el ansiado ahorro de combustible. Para evitar problemas y averías, solo es necesario saber cuándo debemos movernos a muy bajas revoluciones, usando el sentido común para saber cuándo podemos circular a ralentí y cuando debemos exprimir toda la potencia del motor de nuestro coche.
Fuente: diariomotor