Un regulador de presión de combustible consta de un contenedor metálico, un muelle y una válvula que se encarga de regular el paso de combustible mediante un resorte de presión, y conectándose directamente hacia el múltiple o colector de admisión. La válvula puede ser mecánica o una electroválvula que funcione mediante un solenoide de control y un sensor. Cuando la presión es mayor a la tolerada por los inyectores, actúa cerrando el paso del combustible hacia las válvulas de admisión. Al mismo tiempo este combustible es empujado a través del circuito de retorno, lo que descomprime el diafragma. Según el fabricante, podremos encontrarlo el regulador de presión en diversas ubicaciones. Aunque lo más habitual es esté instalado en el conducto distribuidor, o bien, junto a la bomba de combustible.
¿Por qué se necesita?
La mayoría de los tipos de motores no funcionan de forma constante. Tanto su régimen de revoluciones, como su nivel de carga varían constantemente mientras circulamos con nuestro vehículo. Esto afecta al flujo de combustible dentro del sistema de alimentación del coche, así que es necesario un sistema que mantenga la presión constante. Si esta presión no estuviese en un nivel adecuado se causarían varios problemas. Por ejemplo, si la presión es muy baja, los inyectores no atomizarían correctamente el combustible y las detonaciones serían ineficientes en las cámaras de combustión. Por el contrario, si la presión fuese demasiado alta, hay muchos componentes que podrían deteriorarse, porque se superarían sus niveles de tolerancia.
Fuente: actualidadmotor
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