Los rodamientos son unas pequeñas piezas deslizantes compuestas de un anillo interior y otro exterior con unas bolas de metal o balines que giran entre los dos y una jaula que separa estos últimos de los anillos para evitar que choquen entre sí, todo esto bañando en una grasa que actúa como lubricante para que todo se mueva con facilidad.
Su función es absorber las cargas y transmitir movimientos laterales o giratorios sobre un eje, son los encargados de permitir que las ruedas puedan girar. En los últimos años los rodamientos han evolucionado, son más pequeños y cumplen otras funciones, pues algunos proporcionan información adicional para el sistema ABS, el de control de tracción o el de estabilidad.
Aunque los rodamientos más utilizados tienen en su interior una serie de bolas, también podemos encontrarlos de rodillos y cónicos, más recientemente encontramos el de anillas con impulsión magnética para transmitir señales a los diferentes sistemas auxiliares.
Los rodamientos se ubican normalmente sobre el eje de las ruedas, aunque hay algunos que están integrados al cubo de la rueda. Dependiendo del modelo del carro, pueden durar entre 150.000 kilómetros hasta toda su vida útil.
Cuándo cambiarlos
Aunque muchos rodamientos podrían superar los 500.000 kilómetros sin dañarse, hay factores como el estado de las vías, los golpes que le damos a las ruedas contra los andenes, el clima extremo o una entrada de líquido que pueden provocar un deterioro prematuro de las piezas.
Sabremos que tenemos un rodamiento desgastado principalmente por el sonido, porque comenzaremos a oír un ruido sordo que se hará más frecuente a medida que vamos aumentando la velocidad y puede variar al girar las ruedas con el volante.
Cuando los rodamientos comienzan a hacer ruidos por desgaste, adquieren juego y es seguro que terminarán rompiéndose, como consecuencia se descompondrá y puede que el cubo que sujeta la rueda termine por caerse y de paso dañar también el eje. Cuando un rodamiento comienza a fallar, debemos cambiar los de los dos lados, porque ambos están sometidos al mismo desgaste.
Es muy importante que estemos atentos a cualquier ruido extraño que haga nuestro vehículo, porque los golpes, ronroneos, chillidos y traqueteos nos avisan que algo está fallando y antes de ocasionar una avería mayor es importante que hagamos una revisión.
