
El sensor de flujo másico de aire o MAF (Mass Air Flow) es un dispositivo cuya misión es medir cuánto aire está entrando al motor, por tanto, qué cantidad de oxígeno llega a los cilindros con la ayuda de otros datos como la temperatura o presión de ese aire. Con esta información la centralita del coche ajusta parámetros como cuánto combustible debe inyectar, si es necesario retrasar o avanzar el encendido o cuánto abrir la EGR, para que la combustión se realice de forma correcta. En líneas generales podríamos decir que es imprescindible en los motores gasolina para conseguir una mezcla estequiométrica y en los diésel para graduar la apertura de la válvula EGR.
El caudalímetro se encuentra ubicado en la admisión, justo después del filtro del aire, para impedir así que cualquier partícula del exterior o suciedad que lo pueda dañar, puesto que a pesar de tratarse de una pieza muy fiable (al menos, en teoría), es muy frágil y delicada.
Los primeros caudalímetros en los años 80´s e inicios de los 90´s, podríamos definirlos como de tipo mecánico, ya que tenían una especie de mariposa que era empujada por el aire que entraba, estando su eje conectado a un potenciómetro que variaba su resistencia eléctrica en función de la cantidad de aire que entraba. El problema de estos caudalímetros es que, además de ser un tanto voluminosos, no solían arrojar valores muy fiables, además de ser propensos a fallar con más frecuencia debido a sus partes móviles.
Actualmente nos encontramos el llamado caudalímetro por hilo caliente, el cual también integra un termómetro para conocer la temperatura del aire de admisión, pero su secreto radica en un filamento conductor que varía su resistencia eléctrica en función de la temperatura a la que se encuentre, magnitud que depende directamente del flujo másico de aire (si entra más aire del exterior se enfriará dicho filamento, y viceversa). Sin embargo, esas variaciones de resistencia eléctrica son extremadamente pequeñas, por lo que se recurre a un puente de Wheatstone, que no es más que una construcción formada por cuatro resistencias eléctricas y que permite detectar esas pequeñísimas variaciones.
Caudalímetro averiado: síntomas y soluciones
Existen varios síntomas que evidencian una posible avería del caudalímetro, y decimos posible, porque en muchos casos el problema no radica en él. Así, un consumo elevado, una respuesta torpe o un ralentí inestable son síntomas de que a la centralita no le llega un valor de flujo másico de aire correcto, además del correspondiente fallo de error arrojado por un diagnóstico hecho con un escáner.
Antes de achacar esos problemas a un caudalímetro defectuoso es muy recomendable revisar otros puntos, como por ejemplo que no haya una abrazadera floja o un manguito de admisión rajado por donde se escape el aire, ya que en esas situaciones la ECU cree que al motor le entra más oxígeno del real. Otros problemas que también dan lugar a una medición errónea es un caudalímetro sucio, para lo cual se recomienda limpiarlo con un producto específico en espray, y bajo ninguna circunstancia usar un trapo, brocha, ni soplarle, así como un conector suelto.
Finalmente, tras descartar todas las hipótesis anteriores, se identifica un caudalímetro defectuoso, la única solución será reemplazarlo por uno nuevo.
Cómo prevenir averías en el caudalímetro
En teoría un caudalímetro por hilo caliente o sensor MAF es un dispositivo que no debería fallar, ya que no consta de partes móviles, y las resistencias eléctricas no están sometidas a corrientes que puedan quemarlas. Así pues, generalmente las principales averías son consecuencia de nuestros propios hábitos, bien sea por una incorrecta manipulación del mismo, en la que dañemos ese frágil filamento, o bien por no contar con un filtro de aire lo suficientemente limpio, lo que provoca que lleguen partículas del exterior y deterioren el hilo conductor.
Fuente: diariomotor