Con el paso de los años, los autos se han ido llenando de gran cantidad de sensores para diferentes tareas. Estos diminutos artefactos inciden en diferentes áreas como el confort, la seguridad y la eficiencia energética. Si bien algunos de ellos son prescindibles e incluso se encuentran únicamente en los coches más modernos, otros son de gran importancia y fundamentales para el funcionamiento del coche. Entre ellos, se encuentra el llamado sensor de aceleración, también conocido como sensor de compuerta de aceleración (TPS, por sus siglas en inglés).

¿Qué es el sensor de aceleración?

El sensor de aceleración es un transmisor de pequeñas dimensiones que se localiza en el cuerpo de mariposa, el cual va instalado justo en la entrada del motor. Se trata de un componente crucial para regular la cantidad de combustible que ingresa al bloque. Su correcto desempeño contribuye a que se lleve a cabo una combustión adecuada.

Para identificarlo en tu vehículo, solo necesitas hallar el cuerpo de aceleración, ya que se ubica en el armazón del acelerador. En general, solo existen 2 tipos de este sensor; el primero cuenta con 3 terminales, mientras que el segundo agrega otra para la función de marcha en ralentí.

¿Cómo funciona?

El sensor de aceleración se encarga de identificar la posición en el que se encuentra la mariposa, para después enviar una señal a la Unidad Central Electrónica (ECU). Si el vehículo está apagado, la mariposa también estará cerrada y, en consecuencia, el sensor estará a 0 grados. Sin embargo, puede desplazarse hasta los 100 grados, información que llega de forma instantánea a la computadora del coche. Cuando el conductor pisa el acelerador, el sensor indica que se requiere de una mayor inyección de combustible debido a que la mariposa también permite el ingreso de más aire.

Dado que la apertura de la mariposa define la cantidad de aire que entra al motor, la señal enviada por el sensor de aceleración influye en varios apartados. Tiene injerencia directa en la cantidad de combustible que se inyecta al motor, el control de marcha mínima, la desconexión del aire acondicionado durante aceleraciones bruscas y el funcionamiento del cánister (también conocido como filtro de carbón activo o sistema EVAP).

Las fallas más comunes del sensor de aceleración

Como cualquier otro componente de nuestro vehículo, el sensor de aceleración no está exento de fallas. Existen algunos síntomas que pueden alertarnos sobre una avería o mal funcionamiento. Una de las señales más frecuentes que indican un sensor defectuoso es la pérdida de potencia, además de que el motor podría presentar jaloneos marcados.

Este último escenario se debe a que una o más pistas internas del artefacto sufrieron una ruptura, lo que deriva en una señal irregular que “confunde” a la computadora del auto. Al tratarse de un elemento clave para el proceso de combustión, es altamente probable que veamos encendida la luz de advertencia Check Engine en el cuadro de instrumentos.

Otro síntoma común de un sensor de aceleración averiado se presenta cuando el coche está estacionado con el motor en marcha. En condiciones normales, debería mantenerse alrededor de las 1,000 RPM (revoluciones por minuto). Si percibimos que aumentan o caen sin ninguna clase de presión sobre el pedal y el aire acondicionado apagado, es evidente que tenemos un problema de ralentí con el coche, debido a que la unidad de control no puede leer de forma correcta la posición del acelerador.

Cabe aclarar que se trata de un problema serio que debe atenderse a la brevedad, ya que podría conducir a una avería costosa porque compromete el proceso de combustión o derivar en un accidente de gravedad. Aunque no es muy común, también es posible que el vehículo experimente una aceleración agresiva sin pisar el pedal del acelerador. Este escenario nos indica claramente que el problema se encuentra en dicho sensor, ya sea en su estructura o en la comunicación con la computadora.

¿Cómo evitar averías en el sensor de aceleración?

Un hábito que te ayudará a prevenir este tipo de fallas es un correcto mantenimiento del cuerpo de aceleración. Como sucede en otros casos, el polvo y las acumulaciones de suciedad suelen derivar en averías del sensor de aceleración. A fin de evitar que afecten el funcionamiento del transmisor, usaremos un paño limpio y líquido de carburador para remover todos los contaminantes en dicha estructura.

Si el cuerpo de aceleración presenta demasiada suciedad o corrosión, lo mejor será desmontarlo y emplear algún solvente especial para dejarlo en perfectas condiciones. Por supuesto, ejecutaremos este proceso de limpieza sin comprometer al propio sensor de aceleración, ya que podríamos dañar los cables o su estructura interna.

Fuente: automexico