El cambio de llantas es una de las operaciones de mantenimiento más frecuentes que se realizan sobre el vehículo. Las llantas son un elemento de seguridad que permiten que el vehículo se adhiera al asfalto correctamente, que soportan el peso del vehículo y que absorben las fuerzas dinámicas propias de la conducción, como la aceleración y el frenado. Además, aportan confort durante la marcha y participan en el buen comportamiento de otros sistemas mecánicos importantes, como los sistemas de frenado, de dirección y de amortiguación.
Por todo ello, tanto el propietario del vehículo como el propio taller, deben mostrar una actitud de responsabilidad en el control de su estado y efectuar el cambio de neumáticos cuando se detecte un desgaste evidente. Asimismo, el neumático puede presentar otros tipo de anomalías que también han de ser reparadas.
¿Cuándo se cambia un neumático?
Los neumáticos del vehículo deben ser sustituidos cuando presentan alguna de las siguientes anomalías:
- Desgaste uniforme y evidente del dibujo del neumático con una profundidad inferior a 1,6 mm.
- Desgaste evidente e irregular en zonas localizadas del neumático (banda de rodadura, o en uno o ambos hombros, por ejemplo).
- Presencia de deformaciones o de bolsas de aire.
- Hombros dañados.
- Caucho degradado o endurecido por el paso de los años.
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