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Por favor, póngame 10 galones de gasolina, límpieme el parabrisas, revíseme el aceite y… ah, sí, mónteme unos cinturones de seguridad para este coche, que voy a tomarme un café con una rebanada de pastel.

Puede sonar extraño, pero algo así debió de suceder en montones de gasolineras de Estados Unidos allá por 1967, cuando la petrolera Chevron decidió fidelizar a su clientela de un modo sencillo pero efectivo: evitando que se mataran con el coche cuando en Estados Unidos no era obligatorio que los automóviles montaran de serie cinturones de seguridad

Cinturones de seguridad, la gran novedad de 1968

El 1 de enero de 1968 entró en vigor la obligación de que todos los automóviles nuevos de Estados Unidos, salvo los autobuses, montaran cinturones de seguridad en todos los asientos. Había llovido desde que en 1959 el ingeniero sueco Nils Bohlin inventara el cinturón de seguridad de tres puntos, pero la ley iba varios pasos por detrás, de manera que no era obligatoria su instalación.

De hecho, no fue hasta que 1967 que se pusieron las miradas en el cinturón de seguridad. Fue entonces cuando el mismo Nils Bohlin y el jefe de pruebas y homologación de Volvo, Bertil Aldman, detallaron en su conferencia «Análisis estadístico de 28,000 accidentes con el acento puesto en el valor de la sujeción del ocupante’ un dato que hizo tambalear a la NHTSA: el cinturón ya había salvado miles de vidas, reduciendo el riesgo de daños o de muerte hasta en un 75 %.

Y de ahí, que Estados Unidos diera un paso adelante. Al menos, sobre el papel.

En 1967 había, por lo tanto, un gran cambio normativo a la vuelta de la esquina. Seguramente jugando con el revuelo que debió de generarse, alguien en Chevron debió de pensar que era buena idea vender seguridad sin obtener ningún beneficio económico inmediato, pero sí generando imagen de marca, estableciendo vínculos emocionales entre la marca y el cliente… En términos de publicidad, el concepto quizá resulta más moderno que esas campañas más arcaicas que nos suenan de series como ‘Mad Men’.

No tenemos datos sobre la aceptación de la campaña de instalar cinturones gratuitamente antes de que estos fueran obligatorios por ley, pero podemos intuir que sería… irregular.

¿Por qué? Sencillamente porque, por más que Bohlin y Aldman hubieran arrojado luz sobre los beneficios de utilizar el cinturón de seguridad, en Estados Unidos no había una cultura de uso del cinturón ni unas leyes que lo promovieran de verdad. El cinturón podía venir instalado, pero si no era obligatorio ponérselo… ¿de qué servía obligar a los fabricantes de coches a instalarlo?

El problema de la falta de cultura de uso no es exclusivo de Estados Unidos. En España, por ejemplo, no fue hasta que se promulgó la Ley de Bases de 1989 que se impulsó la obligación de utilizar los cinturones en todas las plazas del vehículo.

Históricamente, el uso de los cinturones de seguridad ha sido más bien discreto. Según la NHTSA, las cuotas de utilización de este dispositivo nos sitúan en un tímido 14 % ¡en 1983!, y ese porcentaje ha ido en ascenso durante los últimos tiempos, hasta situarse en torno al 90 % en la actualidad. ¿Cuál debió de ser, entonces, el papel de una campaña como la de Chevron regalando el montaje de los cinturones de seguridad en 1967?.

Fuente: https://www.motorpasion.com.mx/seguridad/cuando-coches-no-venian-cinturon-seguridad-te-tenian-que-montar-gasolinera

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